Llegué a Merzouga por la tarde para comenzar el recorrido por el Sahara con mi hermana. Desde el principio, el personal fue muy acogedor y amable. Los guías de camellos bereberes nos llevaron a través de un increíble paisaje del desierto del Sáhara hasta donde se encontraba nuestro campamento. Tuvimos algo de tiempo libre para contemplar el hermoso paisaje, arenas doradas que se extendían por kilómetros y kilómetros. Nos sentamos en la cima de las dunas de arena mientras el personal preparaba una maravillosa cena consistente en tagine de verduras y pollo, un plato tradicional marroquí. Después de la cena, nuestros anfitriones bereberes nos invitaron a sentarnos alrededor del fuego mientras tocaban música tradicional marroquí bajo las estrellas. Esta fue una de mis partes favoritas de la experiencia porque todos se unieron para reír y bailar entre la hermosa música. Mustafá, uno de los bereberes, incluso se acercó y nos enseñó a tocar el tambor un par de veces. Por la mañana, volvimos a montar en camello mientras el sol se asomaba por el horizonte, una experiencia preciosa.